Folk-rock

Highway 61 revisited

Bob Dylan

Folk-rock, 1965


A mediados de los sesenta, Bob Dylan decidió dar un giro a su carrera y, sin perder de vista su conciencia social y su gusto por el folk, conectar con la sensibilidad juvenil de la época. Así, sus canciones ganaron en riqueza instrumental y arreglos al rodearse de una banda y sus letras dieron rienda suelta a sus inquietudes poéticas y la narración de historias. 'Highway 61 revisited' y, un año más tarde, 'Blonde on blonde' fueron los discos que marcaron el cambio y en los que se puede encontrar quizás al mejor Dylan de su larga carrera.

Este disco se abre con la canción que muchos, entre ellos quien firma estas líneas, consideran la mejor de la historia del rock'n roll, 'Like a rolling stone', la historia de una niña bien a la que el destino le enseña que la vida da muchas vueltas. Se trata del primero de una colección de nueve grandes temas en los que Dylan introduce los ritmos y las estructuras del rock'n roll, del blues y el rhythm'n blues y del pop en sus canciones puramente folk. Para este neuvo objetivo, el cantautor se rodea de dos de los más reconocidos músicos de la época, miembros de diferentes formaciones y descubridiores de grandes talentos, el guitarrista Mike Bloomfield y el teclista Al Kooper, que portagonizaron aquella primera actuación eléctrica y abucheada de Dylan en el festival de Newport.

Asi, el tema que da título al álbum es un boogie de carretera, más propio de Canned Heat que del bardo de Minnesotta, en el que Dylan saca a relucir todo tipo de infleuncias y referencias literarias y religiosas. Bluesera es también  'It takes a lot to laugh, it takes a train to cry', mientras que 'From a Buick 6' mezcla a partes iguales la incontinencia verbal del folk con la rítmica frenética del rock'n roll.

En plena época de eclosión del primer pop, con The Beatles, The Kinks y The Byrds en plena forma, Dylan también prueba con estos sonidos más edulcorados en canciones como 'Queen Jane approximately' y 'Just like Tom thumb's blues'. Por otra parte, el cantautor muesta también sus ideas más originales e inquietantes con la desasosegadora 'Ballad of a thin man'.

El disco tiene también sitio para dos momentos más cercanos al Dylan más clásico, más cercano al folk puro y sin injerencias de otros estilos. Por un lado, 'Tombstone blues' es una frenética pieza en la que el cantatutor da rienda suelta a toda su verborrea, mientras que 'Desolation row', que cierra el disco, muestra la cara más sensible y poética del de Minnesotta.

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