Elvis Costello
Pop-rock, 1977.
A finales de los setenta, el panorama musical y la juventud de la época necesitaban de nuevos héroes. La generación del 69 quedaba ya muy lejana y sus supervivientes habían perdido cierta frescura, mientras que los estilos surgidos desde entonces eran ya de sobra conocidos y no ofrecían sobresaltos. En esta coyuntura, fue el punk y, con menos decibelios, la nueva ola (new wave) los que se encargaron de dotar a los oyentes de nuevos sonidos para encarar el inicio de la nueva década, la de los ochenta, tan desastrosa en muchos aspectos.
Elvis Costello fue uno de esos rupturistas que decidieron tomar la amalgama de influencias de la década anterior para iniciar su propia y breve revolución y romper con la estética tanto musical como de vestimenta. En concreto, a Costello le duró tres discos esta efervescencia, dedicando el resto de su ya extensa carrera el pop y al rock más tradicionales, basados en un enciclopédico conocimiento de la música popular y con frecuentes devaneos bizarros en la ópera, la música clásica y el country.
Así, este tipo larguirucho y poco agraciado se presentó ante el público con unas enormes gafas de pasta y el pelo corto, desechando el habitual 'look' del rock'n roll desde finales de los sesenta, y reivindicaciones canciones sencillas, de tres minutos, con estrofas y estribillos difereciados, si bien con unas letras bastante alejadas a las tradicionales cursiladas del pop.
Historias sin principio ni final, descripción de sentimientos serpenteantes, preguntas retóricas y existenciales sobre las relaciones humanas y odas contra el alientante trabajo de oficina (como 'Welcome to a working week' o 'I'm not angry'), todo ello con animados ritmos que van desde el rhythm'n blues hasta el reggae y el pop, es lo que contiene este primer disco de Costello, bajo el inquietante y ambicioso título de "mi objetivo es verdadero" (y con mensajes casi desafiantes como el de "(The angels wanna waer my) Red shoes"), la piedra angular de su trilogía 'new wave', que va perdiendo fuerza e interés con cada una de sus siguientes entregas ('This year's model' y 'Armed forces').
'Alison', una sentida balada cuyo tema se aleja de típico "cuánto te quiero, nena", es el tema central del disco, la canción con mejor producción y con algunos de los mejores arreglos. Narra un encuentro incómodo entre dos viejos amigos-amantes, una situación de sentimientos contrapuestos y difíciles de definir.
Cabe destacar el análisis de la idiosincrasia de las relaciones humanas a ritmo de rhytm'n blues de 'Miracle man', la narración de los problemas de pareja de 'No dancing', el rock'n roll que pretende con romper la desidia y el aburrimiento de 'Mistery dance', el canto a una cierta rebeldía en 'Blame it on Cain' y las historias de lírica casi dylaniana de 'Waiting for the end of the world' y 'Less than zero'.
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