Descubriendo el lado oculto de la música

Dark side of the moon 

Pink Floyd

Rock progresivo, 1973.


Nadie puede dudar de la innovación que supuso la irrupción de los grupos de rock progresivo y sinfónico, y sobre todo Pink Floyd, en el devenir de la música a partir de los años 70. Cientos de bandas y miles de canciones de otros estilos se han visto sensiblemente enriquecidos gracias a los hallazgos que hicieron estas formaciones.

El cuarteto londinense Pink Floyd es el grupo progresivo que consiguió los mejores resultados en sus viajes por las posibilidades de la música. Desde el 'The piper at the gates of dawn' hasta 'Meddle', los cuatro integrantes de la banda fueron combinando de un forma magistral los sonidos psicodélicos con su nueva forma de hacer música, dando como resultado mastodónticas canciones que dejaban espacio para la improvisación, la grandiosidad, las larguísimas progresiones, los experimentos sonoros, la variedad de ambientes y partes y, en definitiva, al genio creativo de un cuarteto comandado con mano firme por el bajista y cantante Roger Waters.

La cima de estos siete primeros años de existencia del grupo fue el disco 'Dark side of the moon', una obra maestra en la que Waters, el guitarrista David Gilmour, el batería Nick Mason y el teclista Richard Wright vuelcan todas las conclusiones positivas de sus primeras canciones para confeccionar un álbum conceptual que raya la perfección, si es que ésta puede existir en una expresión artística como es la música.

Presentado como una única canción en la que cada tema supone un capítulo, 'Dark side of the moon' incluye dos de las piezas más reconocidas de la carrera del cuarteto británico, 'Money' y 'Time', además de otras composiciones de indudable belleza y calidad como 'Breathe in the air' o 'Us and them'.

El disco tiene tiempo para mostrar todas las características de la banda: la gradiosidad de algunas canciones, la lírica de calidad poética y mensaje poco optimista, los experimentos con el teclado y los efectos sonoros, las composiciones delicadas, los sonidos rockeros, las explosiones guitarreras y, en definitiva, las cotas tan altas que puede alcanzar la creación musical cuando un grupo dispone de los mimbres adecuados. 

La revolución del Sur

The Allman Brothers Band

The Allman Brothers Band

Rock sureño, 1969.


El rock sureño supuso un soplo de aire fresco en un panorama musical que se enconrtaba sin una dirección clara por los experimentos, en algunos casos mal encaminados o sobrevalorados, de la psicodelia. Tomando influencias de prácticamente todos los estilos de la música popular del momento, desde el country o el folk hasta el blues, el funky y el soul, que se conviertieron en sus fronteras, este estilo fue evolucionando hasta configurar un movimiento amplio con un variedad de tendencias casi tan grande como el número de grupos.

'The Allman Brothers Band', comecializado en Europa durante muchos años como 'Beginings' junto al segundo disco de la banda, 'Idlewild south', es el disco que sirvió de avanzadilla para la configuración en los años posteriores del sonido sureño. De inspiración bluesera, este álbum ya muestra algunas de las características de las mejores obras de la banda: variedad de ritmos, partes y ambientes, gusto por la improvisación, frases guitarreras imposibles, influencias y sonidos de lo más variado y largos momentos instrumentales, sobre todo de sus guitarristas Duane Allman y Dickey Betts.

El disco se abre con 'Don't want you no more', un potente riff de influencia blues que pronto deviene en una parte instrumental de ritmo latino. Esta canción se une a 'It's not my cross to bear', una balada bluesera cargada de sentimiento y virtuosismo instrumental.

Otras canciones, algunas de ellas versiones de clásicos, como 'Black hearted woman', 'Trouble no more' o 'Every hungry woman', muestran el gusto por el blues pero van dando pistas de la forma de tocar y hacer canciones de este original e imaginativo grupo. 

El álbum concluye con dos de las mejores composiciones de esta primera época de la banda de los hermanos Allman, 'Dreams I'll never see' y 'Whipping post'.

Las raíces del rock'n roll

Exile on Main Street

The Rolling Stones

Rock, 1972.


Cansados de las fiestas y una vida social más que activa, que les habia hecho tener bastante mala prensa a ambos lados del Atlántico, The Rolling Stones decidieron tomarse un respiro de esta agitada agenda a principios de los setenta para sentarse a preparar un nuevo disco que, a la postre, sería una de las propuestas más completas, innovadoras y talentosas del quinteto de Jagger y Richards. 'Exile on Main Street', disco doble de dieciocho canciones, 'rara avis' en la época, fue gestado en una lujosa casa de campo de la Bretaña francesa donde los Stones y un selecto grupo de amigos invirtieron unos meses de descanso de su vida festiva para rematar un álbum en el que se dejan ver todas las influencias y capacidades de Sus Satánicas Majestades.

Blues, soul, rock'n roll visceral y riffs 'stonianos' se conjugan a la perfección para dar luz a este 'exilio en la calle Mayor' en el que los cinco Stones contaron con la ayuda de músicos de la talla de Bobby Keys, Billy Preston o Mac 'Dr. John' Rebenack.

A pesar de la grandeza de este álbum, su repertorio no incluye ninguna de las canciones más afamadas de los Stones, al margen de dos joyas menores que no faltan en casi ningún concierto, 'Tumbling dice' y 'Happy', aunque la valía del mismo se encuentra precisamente en cómo Jagger, Richards y compañía bucean en los sonidos más clásicos, en todos los estilos, en las raíces del rock'n roll, para llevarlos a su terreno, empaquetarlo todo magistralmente y ofrecérselo como regalo a sus seguidores.

El magnífico riff guitarrero de 'Rocks off' abre el disco para recordar al oyente que, al margen de lo que va a escuchar, se trata de un disco de los Stones, que no pueden olvidar su rock'n roll callejero, sucio y lujurioso ni en esta canción ni en 'All down the line', 'Soul survivor' o 'Stop breaking down', así como tampoco en 'Tumbling dice' o 'Happy'. De influencia más clásica son otras canciones rockeras, como el frenético 'Rip this joint' o el cavernoso 'Shake your hips'.

Sin embargo, lo más llamativo de este disco es la capacidad del quinteto para calzarse a la perfección trajes de otros estilos. Así, Jagger, richards y los suyos abordan canciones folk ('Turd in the run', 'Sweet black angel'), blues de diferentes sonoridades ('Casino boogie', 'Ventilator blues'), country ('Sweet Virginia') y, sobre todo, soul y gospel, con las magníficas baladas 'Loving cup', 'Torn and frayed', 'Shine a light' y 'Let it loose'.